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La responsabilidad afectiva es un término que se ha popularizado mucho en estos tiempos, pero a su vez siguen siendo frecuentes las conductas de abuso psicológico. Con la llegada de la posibilidad de nuevas relaciones sentimentales como el poliamor, la responsabilidad afectiva aporta una nueva perspectiva sobre como nos hemos estado relacionando hasta ahora en nuestras relaciones sentimentales, pero también dentro del núcleo familiar y de la amistad.
En estos tiempos en los que la salud mental está obteniendo un peso acorde a las necesidades de la población y cada día coleccionamos más información sobre aquellas conductas que pueden ayudarnos o no, la responsabilidad afectiva se proclama como el suelo sobre el que cimentar la base firme de una relación de afecto, de equilibrio, de cuidado y de respeto mutuo.
El ser humano necesita una red de apoyo social, así como relacionarse con otras personas como forma de crear vínculos de apego, de soporte, de intimidad y de bienestar. Pero, en las relaciones humanas también surgen conflictos, conversaciones incómodas y situaciones desagradables y dependiendo de las estrategias que utilicemos para afrontar dichas situaciones se marcará el rumbo que esa relación cogerá (cualquier que sea) para continuar hacia delante o terminar.
La responsabilidad afectiva versa sobre el hecho de poder hacernos cargo de nuestros propios actos, sentimientos y pensamientos, y así responsabilizarnos de las consecuencias que nuestros actos pueden tener en los y las demás, es decir, partir de la base del impacto que nuestras decisiones y nuestra forma de comportarnos y comunicarnos van a tener en el resto de las personas que nos rodean. como herramientas indispensables se usan la empatía, la amabilidad, la firmeza y la comunicación de manera que se logre el desarrollo de una relación saludable
Aquí viene el primer problema: hacerse cargo.
Uno o una no nace con responsabilidad afectiva, no es algo que se tiene o no se tiene, es algo que se aprende como otra forma de comportarse o comunicarse. Muchos de nuestros comportamientos y nuestras formas de comunicarnos las hemos aprendido en nuestro entorno y en muchas ocasiones no sabemos de la existencia de otras formas, de ahí que la divulgación de información sea tan importante y necesaria para poder debatir nuestros aprendizajes adquiridos.
La realidad es que tenemos muchos ejemplos de comportamientos tóxicos y abuso psicológico en las relaciones sentimentales en nuestra cultura. De hecho, no hay más que echar una mirada al tipo de películas de amor romántico que visualizamos en nuestros cines, así como muchas de las canciones de amor que escuchamos constantemente. Y el problema es que hemos validado esos comportamientos y esas maneras de comunicarnos y les hemos puesto un letrero luminoso que reza: AMOR VERDADERO.
No es de extrañar que muchos de nuestros padres/madres, abuelos/abuelas consideren que los jóvenes de hoy en día “no aguantan nada” si la concepción que se tenía del amor es que había que “aguantar” y “soportar”. Y en este “aguantar” y “soportar” muchas veces entraban en juego algunos tipos de abusos y chantajes emocionales, así como de violencia física. Hemos estado mucho tiempo normalizando y romantizando ciertas formas de abuso psicológico y de maltrato psicológico, y la cultura, el cine, la música y la literatura son solo un reflejo más del pensamiento de esta sociedad.
Si en nuestro entorno más cercano y en nuestra cultura familiar este tipo de prácticas han estado presentes, pueden llegar a formar parte de nuestro repertorio de “formas de comportarnos” y no ser conscientes de las consecuencias de éstas, o bien podemos permitir esas mismas prácticas a otras personas, ya que habremos normalizado esta forma de actuar. De cualquier manera, tal y como una forma de comportarse y comunicarse se aprende, se puede desaprender y se pueden adquirir y desarrollar nuevas formas más saludables para generar relaciones más sanas y satisfactorias.
A continuación, se exponen muchas de estas formas de abuso psicológico que se dan tanto en las relaciones sentimentales e íntimas como en las familiares de amistad:
1. La ley del hielo
Es un patrón de conducta cuyo motivo es castigar emocionalmente a la pareja como forma de hacerle saber que “ha hecho algo mal” (según la percepción de quien la ejerce). El objetivo de la ley del hielo es hacer una llamada de atención mediante un patrón de conducta en el que se ignora y se aparta a la persona de cualquier tipo de comunicación, y en el caso de que haya comunicación, se produce de forma muy cortante y con monosílabos.
Este tipo de prácticas es considerada de abuso psicológico porque produce mucha inseguridad en los demás, así como ansiedad y frustración por no comprender el motivo de la conducta y para la persona que la realiza alimenta el patrón de comportamiento en el que no se aprende a manejar el malestar ni tampoco a comunicarlo de una forma sana y respetuosa.
Algunos ejemplos son:
- No tener en cuenta lo que dice y/o expresa la otra persona
- Hacer como sino te escucharan/ignorar lo que dices o hacer como si la persona fuera invisible
- Dejar de responder mensajes y si se responden se hace con monosílabos y de una manera cortante.
2. Ghosting
Es un patrón de conducta en el que la persona que lo realiza “desaparece de la faz de la tierra” de un día para otro, sin dar explicaciones ni informar del porqué lo hace. Puede haber muchas explicaciones del por qué se realiza este tipo de prácticas, la primera y más clara sería una falta de responsabilidad afectiva enorme y también de asertividad, así como de respeto, para no comunicar lo que la persona siente y piensa sobre como se está desarrollando la relación.
Puede que la persona no tenga interés en la relación y en lugar de comunicarlo, de repente se “esfume”, puede que tenga miedo al compromiso, o que le cueste afrontar situaciones o discusiones incómodas. De cualquier forma, al no comunicarlo, esto crea muchas dudas en la otra persona, sin entender muy bien qué ocurrió para que esta persona decida marcharse sin dar la más mínima explicación. En estos casos es importante recordar que la conducta de la otra persona forma parte de su responsabilidad y que no tiene nada que ver contigo, ni tampoco su forma de comunicarse o de no comunicarse.
3. Benching
Dejarte esperando en el “banquillo” o pasar a ser el plan B para una persona. Este tipo de abuso psicológico sucede cuando la persona te habla de vez en cuando, de repente desaparece y vuelve sin ningún tipo de explicación. No llega a marcharse del todo, pero tampoco se queda, lo que genera una sensación de inseguridad y de ansiedad en la víctima.
4. Orbiting
Este comportamiento ocurre cuando estamos manteniendo el contacto con alguien, parece que todo va viento en popa, pero de repente la persona desaparece (ghosting). Sin embargo, en redes mantiene la interacción con tus publicaciones y fotos.
Este tipo de comportamientos suele crear una sensación de incomprensión en la víctima, ya que puede llegar a preguntarse si ese tipo de interacciones pueden significar que la persona quiera volver a retomar la conversación, o si eso significará que le echa de menos, o si debería de hablarle…este tipo de preguntas y dudas son normales, pero en estos casos lo mejor es entender que si eso fuera así ya te lo habría comunicado y que sino ha sido así es porque el interés no es el suficiente como para seguir en esa relación. Recuerda, este tipo de comportamientos no tienen que ver contigo.
5. Luz de gas/ Gaslighting
Otro tipo de comportamiento de abuso psicológico/emocional cuyo objetivo es que la otra persona se cuestione su propia percepción de la realidad o bien invalidarla, como si esta percepción fuera exagerada, ridícula o menos valiosa que la del resto.
Suele suceder junto con comentarios como: “¿otra vez llorando? Todo te afecta demasiado” “estás loco/a eso no sucedió así” “eres muy exagerado/a” “yo nunca dije eso, no te inventes cosas”.
Este tipo de comportamientos tienen consecuencias graves para la víctima como sintomatología ansiosa y deprsiva, sensación de desorientación, baja autoestima y baja confianza en uno/a mismo/a, entre otras.
6. Breadcrumbing/migajas de pan
Este comportamiento es una forma de ir dejando “migajas de pan” a otra persona como forma de generar una falsa esperanza y así tener ahí a esa persona esperando. Esta muy relacionada con el Benching, ya que se deja esperando a la persona, dándole pequeñas migajas para mantenerla a la espera.
Este tipo de manipulación ocurre cuando la persona suele ser poco concisa y sus mensajes suelen ser ambiguos o poco claros como, por ejemplo, ante cualquier plan o decisión suele terminar la conversación con frases como “ya veremos” o “quizá”, “mejor fluimos”, etc. La persona suele desaparecer un tiempo y luego vuelve, no suele concretar planes, nunca es un buen momento para hablar de sentimientos, etc.
7. Love bombing
El Love bombing sigue siendo una estrategia de manipulación más, que lo que pretende es ganar la confianza y el amor de una persona de manera precipitada, con muestras desproporcionadas de amor que no son muy coherentes al principio de una relación.
Es un “bombardeo” de muestras de cariño y de amor para conseguir rápidamente que alguien se enganche. Las personas que utilizan este tipo de conducta tienen una gran necesidad de atención y de afecto marcada por una gran inseguridad y una tendencia a la dependencia emocional en sus relaciones.
Es importante poder diferenciar en estos casos, cada relación tiene su propio ritmo y algunas van más rápido y otras más lento, pero ambos miembros de la relación están de acuerdo en el ritmo, sea cual sea. En los casos de love bombing no es un comportamiento que responda al amor, ya que no es amor, sino que se convierte en un tipo más de abuso psicológico y forma parte de la inseguridades y vacíos de la persona que lo pone en marcha como forma de sentirse querido por otro/a.
Algunos de estos comportamientos persiguen el intentar ganarse una confianza excesiva, por ejemplo: queriendo conocer a tu familia cuando aún ni siquiera te conoce a ti.
8. Hoovering
Hoovering o también llamado “técnica de la aspiradora”, es una técnica de manipulación en la que una persona, con un perfil narcisista, intenta atraer de nuevo a su expareja con mensajes y llamadas que inducen culpa o sensación de confusión. Por ejemplo: imagina que hace meses decidiste romper tu relación con una persona, y de repente el día de san Valentín te sorprende con un mensaje de felicitación o diciéndote cuánto te ama o fingiendo que la relación no ha terminado.
Antes de terminar con este tema, me gustaría hacer mención a un tipo de reforzamiento que está muy presente en muchas de las conductas tóxicas que se generan en las relaciones personales y también explica el por qué muchas personas se quedan “enganchadas” en relaciones a pesar del dolor que estar ahí les propicia: Reforzamiento intermitente.
Reforzamiento intermitente
En un experimento realizado con ratas enjauladas, buscaban averiguar diferentes mecanismos de comportamiento dependiendo de los estímulos presentes o ausentes en cada una de las pruebas. Al principio, se les administraba una bolita de comida a la rata cada vez que ésta presionaba una palanca como forma de encontrar un “patrón de consistencia” entre lo que hace la rata y lo que recibe.
A raíz de ahí, propusieron ver qué ocurría si el patrón empezaba a ser inconsistente: propusieron así, que la bolita de comida saliera de vez en cuando, y no sólo por presionar una sola vez la palanca, es decir, aunque la rata presionara la palanca no salía la comida inmediatamente. Los experimentadores hipotetizaron que la rata se frustraría y acabaría perdiendo interés, pero lo que ocurrió les sorprendió: la rata empezó a presionar la palanca de manera obsesiva, se volvió loca intentando controlar la palanca y la respuesta de comida. La rata había creado una adicción.
Este experimento nos informa de cómo nuestro cerebro reacciona ante una recompensa: El refuerzo intermitente genera inseguridad, confusión y adicción. Podemos encontrar este mismo tipo de reforzamiento en los problemas con el juego patológico.
No podemos saber cuándo una máquina tragaperras dará un premio, pero sabemos que lo acabará dando. Al no poder predecir cuando se dará este premio, la persona se obsesiona y en el momento en que lo recibe, al ser una recompensa que ha tardado tiempo en aparecer, lo que se genera en nuestra mente es una sensación de bienestar intenso, y justo en ese momento se crea la adicción. Como podéis comprobar, este tipo de actuación tiene mucho que ver con las formas anteriormente nombradas de abuso psicológico, en las cuales se van dando bolitas de atención, pero solo cuando la otra persona decide/quiere o necesita hacerlo como forma de reforzar su autoestima y mantener el control.
Por último, es importante recordar, que estas formas de relacionarse y comunicarse no tienen nada que ver con el amor, podemos llamarlas de otra forma, pero no son amor.
¿Te sientes identificad@ con la lectura? ¿Crees que estás sufriendo una relación de abuso psicológico? Contacta con Clínica de psicología Psilex, estaremos encantadas de atenderte.