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Habitualmente, en la literatura, encontramos múltiples recursos que nos hablan de relaciones, vínculos y apego. Se trata de recursos tremendamente útiles, eso sí, si eres una persona cisgénero, heterosexual y monógama.

Pero ¿qué pasa si tengo una relación abierta, poliamorosa? ¿Dónde quedan los recursos para aprender a relacionarme y crear vínculos seguros con múltiples relaciones?

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Si quieres saber más sobre el tema, te recomiendo encarecidamente la lectura de éste articulo, el cual está inspirado en el análisis del libro “Una red segura. Apego, trauma y no monogamia consensuada” de Jessica Fern (Ed. Continta Me Tienes).

Yo soy yo y mi circunstancia

Efectivamente, es difícil separar el contexto de cualquier análisis objetivo y profundo que se quiera hacer sobre la persona, su psique o los motivos que le mueven a relacionarse de una u otra manera con su entorno y, por tanto, del estilo de apego adulto y la forma de vincular en una relación. En este sentido, la autora Jessica Fern comenta de una forma, a mi parecer, brillante, lo siguiente:

“Es difícil estar presente y crecer en una relación cuando no podemos alimentarnos, pagar las facturas o acceder a una atención sanitaria básica. Además de las formas en las que el capitalismo puede influir en quién queremos y cómo queremos, en terapia de parejas habitualmente soy testigo de cómo los valores patriarcales y los discursos de género eclipsan la conexión íntima y el apego”.

Teoría del Apego

El apego sano es un vínculo profundo y una proximidad emocional duradera que conecta a las personas mutuamente en el espacio y el tiempo.

Esta teoría tiene su origen de investigaciones sobre la infancia donde se resuelve que los bebés dependen de quienes les cuidan para corregular sus estados emocionales con ellos. (Para saber más sobre apego puedes consultar nuestro artículo sobre ello -aquí meter enlace al mismo-).

Cuando somos criaturas, si usamos nuestro cuerpo y nuestra voz para conectar y recibir la ayuda o conexión que necesitamos para mitigar nuestra angustia, y si nuestros progenitores cubren esas necesidades de apego, aprendemos que somos importantes y que merecemos que nos quieran. Esto crea las bases de una sana autoestima. Del mismo modo, tener un apego seguro actúa como amortiguador protector contra el trauma.

Para entender el apego adulto y sus aspectos diferenciales respecto de la relación de apego entre progenitor y criatura es importante tener en cuenta los distintos elementos esenciales de cada uno:

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Funcionamiento seguro en relaciones de no monogamia consensuada

Tal como dice Jessica Fern, “el apego seguro se crea a partir de la calidad de la experiencia que tenemos con quienes tenemos una relación, no a partir de la noción o el hecho de haberse casado o ser la relación principal”. Adultos con funcionamiento seguro no temen perder su identidad; la dependencia no tiene por qué poner en peligro la propia identidad. Además, experimentan la permanencia del objeto relacional, que es la habilidad para mantener un vínculo emocional con otras personas y confiar en que persiste incluso durante la separación física o emocional. Según Fern, “las personas poliseguras tienen un funcionamiento seguro tanto interpersonal como intrapersonal”.

Del mismo modo, tener una base segura con una relación puede aumentar la sexploración: la medida en que una persona construye, conjuntamente con quien (es) tiene una relación, un entorno seguro, de apoyo y con una visión positiva del sexo.

En el estilo de apego seguro, una persona es capaz de aceptar su autonomía sin miedo al abandono y es capaz de sumergirse en la intimidad y la conexión sin miedo a ser absorbida. Una complicación muy común que aparece en las relaciones es la danza de distanciamiento y persecución. Otro
error habitual es confiar demasiado en la estructura de nuestra relación, lo que nos lleva a correr el riesgo de olvidar que el apego seguro es una manifestación encarnada que se construye a partir de cómo respondemos y conectamos mutuamente de manera habitual. La estructura de la relación no garantiza la seguridad emocional.

No monogamia consensuada

Tal como argumenta Sandra Bravo, “hay una intimidad maravillosa en lo colectivo que tenemos muy poco explorada”. Siguiendo este hilo, precisamos encontrar formas colectivas de conectarnos y de respetar nuestra autonomía, sin pensar que una necesidad es mejor que la otra. Recuerdo al lector en este punto, que los dos ejes fundamentales que vertebran la teoría del apego son la necesidad de conexión y la necesidad de autonomía.

Las relaciones de no monogamia consensuada (NMC) tienen niveles similares de compromiso, duración, satisfacción, pasión y amor que las relaciones monógamas. Además, las NMC tienen mayores niveles de confianza y menores niveles de celos que las relaciones monógamas.

Sobre esto dice Fern, “este camino requiere reconocer los propios celos cuando aparecen, aceptando al resto tal como son, desarrollando el sentido (propio) de la plenitud personal y abandonando la creencia de que amar a alguien significa amar menos a otra persona”.

Al final, como en todo, se requiere crear tu propia versión de NMC, adaptada a las necesidades del momento de todas las personas que lo conforman.

Algunas ventajas que podemos resaltar de este estilo de relación de NMC pueden ser:

  • tener mayor satisfacción de las necesidades,
  • mayor variedad de actividades no sexuales,
  • mayor crecimiento personal,
  • diversidad sexual,
  • forma más auténtica de ser ellas mismas

En todo caso, lo que es seguro es que hay una mayor aceptación de su sexualidad y los diferentes deseos y expresiones que puede abarcar.

Cada tipo diferente de NMC y cada estructura relacional de NMC tendrá diferentes grados de apertura a la relación sexual y/o emocional con otras personas, así como diferentes tipos de acuerdos y reglas.

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Tal como señala Jessica Fern en su libro, “si una persona tiene varias relaciones para evitar la intimidad o usa el sexo para conseguir una intimidad segura cuando se siente insegura, entonces esas conductas pueden ser la expresión de un apego inseguro. Pero muchas personas tienen exactamente esas mismas conductas desde un apego seguro, con el que son capaces de tener varias parejas sexuales, aventuras de una noche o prácticas BDSM de forma seria, consciente, en armonía y muy conectadas”.

De forma similiar a cómo una criatura puede tener un apego seguro con uno de sus progenitores al mismo tiempo que tiene uno inseguro con el otro, las personas poliamorosas pueden tener diferentes estilos de apego con diferentes relaciones románticas que son independientes entre sí.

Me gustaría terminar este pequeño acercamiento al apego y las relaciones de no monogamia consensuada con los datos extraídos de una investigación realizada por Moors, Conley, Edelstein y Chopik, en la que concluyen lo siguiente: personas en relaciones NMC muestran características de apego seguro incluso más que en relaciones monógamas.

Un dato que pone de relieve la necesidad de profundizar más sobre el tema, de replantear desde dónde se tienen relaciones monógamas y cómo estamos atravesados por un patriarcado hegemónico que nos dirige hacia valores introyectados acerca del amor romántico que, sin duda, nos aleja de la posibilidad de desarrollar vínculos sanos. Situación esta última que, a su vez, no ocurre de igual manera en la NMC al surgir de lo abyecto, de espacios marginales por estar al margen de lo que la sociedad patriarcal establece como bueno, normal y a seguir.

Si algo de lo que has leído te resuena, si quieres conocerte más, entender cómo funciona el apego en la NMC, te animo a dar el paso y solicitar terapia psicológica. ¿Te sientes identificad@ con el contenido de este artículo? ¿Crees que te vendría bien conocer más? En nuestro centro de Psicología Psilex estaremos encantadas de ayudarte.