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Chemsex: riesgos y precauciones de esta práctica sexual
El chemsex es una práctica sexual que involucra el uso de sustancias psicoactivas para intensificar la experiencia sensorial durante las relaciones sexuales, perder inhibiciones y prolongar el placer. Pueden durar horas o incluso días.
Ha resurgido como un fenómeno cultural, como “un tipo específico de consumo de sustancias sexualizadas en la comunidad queer”. En las últimas dos décadas, el chemsex “se ha
vuelto más frecuente dentro de la comunidad LGBTQAI+, en particular, entre los hombres cis pertenecientes a minorías sexuales”.
Las sustancias que están especialmente asociadas con el chemsex o el consumo sexualizado, son el gamma-hidroxibutirato (GHB), la metanfetamina, la mefedrona, la ketamina o los poppers, aunque su consumo no es exclusivo del chemsex. Esta práctica está cobrando más relevancia en la salud pública debido a los riesgos asociados con el consumo de sustancias y determinadas actividades sexuales. En concreto, la vía de consumo inyectada (“slamming”), presenta un mayor riesgo de transmisión de ciertas infecciones y/o lesiones relacionadas con la inyección (abscesos).
Componente cultural
Quienes participan en el chemsex han creado una escena, códigos y vocabulario específicos en torno a ello, reforzando su componente cultural. De igual modo, las sesiones de chemsex (eventos o reuniones dirigidos a este tipo de consumo sexualizado de drogas) son una parte esencial de esta cultura y son llamadas ‘fiesta y juego’ o ‘relajación’, según el contexto.
La prevalencia del chemsex aún no se conoce bien, pero sí hay evidencia de que esta práctica está asociada con distintos factores sociodemográficos (como la edad, vivir con VIH, vivir en ciudades grandes, herencia étnica, estatus migratorio, nivel educativo, situación financiera, o vivir abiertamente su sexualidad), y que no es un fenómeno homogéneo, sino que comprende varias subculturas y prácticas, cada una asociada a diferentes riesgos.
Estudios
En un estudio transversal realizado con residentes de toda España, con una muestra de 5.711 hombres pertenecientes a minorías sexuales, se identificaron tres tipologías de participantes de chemsex, si se tienen en cuenta las posibles consecuencias para la salud física y mental, con prevalencias y comportamientos distintos, que implican distintos niveles de riesgo.
1. Más de la mitad de los participantes lo han hecho en sesiones cortas, con sexo anal sin uso de profiláctico, poco frecuente, con múltiples parejas, bajo consumo de sustancias de alto riesgo y mínimos ‘azotes’. Lo que conlleva una menor probabilidad de participar en chemsex problemático.
2. Una quinta parte, reconocen hacerlo en sesiones más largas, con alto consumo de GHB, donde el sexo anal sin preservativo con muchas parejas es poco frecuente y “los azotes son casi anecdóticos”.
3. Una cuarta parte, lo han hecho en sesiones más largas, con riesgos muy elevados debido al sexo anal sin preservativo con múltiples parejas, el uso de sustancias y una alta práctica del ‘slamming’.
Conclusiones: Programas de salud pública
Aún falta mucho por investigar sobre el chemsex, de manera que se necesita más recursos para su estudio.
Toma una importancia capital priorizar el chemsex en los programas de salud pública y de reforzar los programas de promoción de la salud relacionados utilizando un enfoque no estigmatizante. Además, se deben tener en cuenta las diferentes tipologías de sesiones, con sus diferentes riesgos y prevalencia, así como la dimensión cultural inherente a esta práctica.
Al desarrollar políticas y estrategias de promoción de la salud dirigidas tanto al chemsex en general como a la reducción de daños en sesiones de mayor riesgo, deben tenerse en cuenta los factores sociodemográficos implicados así como el hecho de que la criminalización de los usuarios de drogas aumenta los riesgos y los daños. ¿Te sientes identificad@ con el contenido de este artículo? ¿Crees que te vendría bien conocer más?
Si te has sentido reflejado en este tema, quiero que sepas que no estás solo y que es muy valiente que reconozcas tus sentimientos o experiencias. Es importante buscar apoyo y hablar con profesionales especializados en salud mental y sexualidad, quienes pueden ofrecerte orientación y acompañamiento en caso de que lo necesites. Contacta con nosotras o acude a nuestro Centro de Psicología Psilex. Recuerda que tu bienestar y seguridad son lo más importante, y siempre hay recursos y personas dispuestas a ayudarte en ese camino.