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En nuestra cultura, hablar de la muerte, nunca ha sido fácil ni políticamente correcto. Pero hablar de suicidio ya es el máximo escalón del tabú. Hablar de suicidio es tabú, se esconde e invisibiliza, a veces por miedo, por prejuicio o por la falsa creencia de que si lo hablas y lo llevas al terreno de lo público aumentará su frecuencia. Sin embargo, decir algo en voz alta, mostrar su incidencia, alertar de su elevada presencia, no sólo no conduce a maximizar el problema, sino que ayuda a evitar en gran medida que siga ocurriendo, a desestigmatizar, a verlo como algo raro o perverso que hay que esconder.
Hablar del suicidio, ayuda a que las personas pidan ayuda, a que entiendan que tienen una salida y una posible solución. Hablar del suicidio, ayuda a que la sociedad esté preparada para responder conjunta y adecuadamente a esta realidad que existe y se da en nuestro entorno, que es el suicidio.
El suicidio se puede prevenir.
Algo innegable sobre el suicidio es que junto a él siempre coexiste una situación que no distingue ni de sexos, ni de clases sociales, ni de educación, ni de poder adquisitivo: el SUFRIMIENTO. El sufrimiento psicológico y emocional de quienes deciden ponerle fin a través de un acto autolesivo y de los que se quedan y aman a esa persona a la que no pudieron rescatar, salvar, acompañar. Hay que decirlo así, sin tapujos, sin rodeos ni eufemismos: las personas sufren y, en ocasiones, encuentran la solución en el suicidio.
Existen personas que contemplan o han contemplado la opción del suicidio en algún momento de su vida; persona que han consumado el suicidio; y lo más importante, personas que han superado un episodio suicida; que la vida les hizo ver nuevas oportunidades y que, con el apoyo necesario, las terapias exactas y con una red de atención accesible, consiguen surfear las olas de sufrimiento que no siempre desaparecen pero que al menos no alcanzan la categoría de tsunami.
Algunos datos a considerar…
La conducta suicida es uno de los principales problemas de salud pública, y se puede producir a cualquier edad. El suicidio se puede prevenir.
En 2020, último año del que se tienen datos oficiales procedentes del Instituto Nacional de Estadística (INE), fallecieron en nuestro país 3.941personas por suicidio (2.930 hombres y 1.011 mujeres).
El suicidio constituye en España la primera causa de mortalidad por causas externas, casi triplica el número de fallecimientos por accidente de tráfico.
En España se producen 11 suicidios al día.
En edades tempranas el riesgo de suicidio está en aumento. En población adolescente existen cambios de comportamiento que indican un estado de alarma.
El suicidio no es un acto de egoísmo ni de cobardía, es el desenlace de un proceso.
Tengo ideas suicidas
¿Sientes que no merece la pena luchar más, que nada tiene sentido y que es imposible que vuelvas a sentirte bien?
Si te está pasando esto algunos consejos rápidos que necesitas saber son:
- Tómate un tiempo. No decidas nada ahora.
- No consideres una solución definitiva para un problema temporal o con una emoción transitoria. Aunque ahora no lo parezca, las cosas cambian y mejoran, y tu estado de ánimo, también.
- Seguro que encontrarás otras formas de solucionar esto.
- El futuro no tiene por qué ser siempre oscuro.
- Busca compañía. Llama a algunos de tus contactos de tu “Plan de Seguridad”.
- Habla, no calles tus ideas. Busca ayuda profesional.
Mitos y realidades sobre el suicidio
Los mitos son juicios de valor erróneos con respecto a la conducta suicida y no reflejan la veracidad científica. Estos mitos no ayudan en nada, entorpecen la prevención de dicha conducta y deben ser eliminados para poder afrontar este grave problema. A continuación se presentan los mitos entrecomillados y la justificación de la realidad junto a ellos.
- “Hablar de suicidio incita a las personas a consumarlo” Está demostrado que hablar sobre el suicidio con una persona en riesgo, en vez de incitar, provocar o introducir en su cabeza esa idea, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única oportunidad que ofrezca para el análisis de sus propósitos autodestructivos. Es fundamental permitir la expresión de la idea suicida.
- “Las personas que se autolesionan solo quieren llamar la atención, no quieren quitarse la vida” Las autolesiones son una estrategia no adaptativa de autorregulación; las personas las realizan para aliviar una situación de intenso sufrimiento y frustración. Los estudios indican que puede haber una evolución de la letalidad de los intentos.
- “Si alguien quiere suicidarse La persona que quiere suicidarse no realmente no hay nada que hacer” quiere morir sino aliviar un intenso sufrimiento. La desesperanza provoca una visión en túnel. Los estados de ánimo son transitorios.
- “Las personas que se quieren suicidar nunca emiten señales de lo que van a hacer” Con ello se minimizan las señales de alerta y se contribuye a que el riesgo de suicidio se asocie con “chantajes”. La realidad es que 6 de cada 10 personas piden ayuda en la misma semana del suicidio consumado, y 2 de cada 10 personas piden ayuda el mismo día que realizan el suicidio. Casi siempre existen signos directos o indirectos, verbales o no verbales, pistas o advertencias de riesgo suicida.
- “Los medios de comunicación no deben hablar del suicidio para evitar el efecto llamada » La publicación de información de manera adecuada y responsable, por parte de los medios, es fundamental y puede ayudar a prevenir el suicidio (Efecto Papageno).
- “El que lo dice no lo hace” La casi totalidad de las personas que tienen una tentativa de suicidio ha hablado de ello, y el resto lo ha dejado entrever por cambios en su comportamiento.
Señales de alerta
Nos referimos a una serie de signos y síntomas que hacen posible la detección del riesgo suicida. Reconociéndolas podremos minimizar el riesgo de aparición de un intento suicida. Se pueden dividir en alertas no verbales y verbales. Una señal de alerta puede ayudar a indicar que una persona podría estar en un mayor riesgo de suicidio. Se presentan en cursiva y entrecomilladas aquellas manifestaciones verbales y más abajo las no verbales asociadas a esos tipos de comportamientos:
“Me gustaría desaparecer”
“No deseo seguir viviendo”
“No merece la pena seguir viviendo”
Aumento significativo de la irritabilidad, con periodos de calma y tranquilidad repentinos.
“No valgo para nada”
“Estarías mejor sin mí”
“Soy una carga para todo el mundo”
“Estoy cansado de luchar”
Aparición de lesiones o cortes recientes en alguna parte del cuerpo.
“Lo mío no tiene solución”
“Quiero terminar con todo”
“Las cosas no van a mejorar nunca”
Regalar objetos personales muy preciados y queridos.
“Quiero que sepas que en todo este tiempo me has ayudado mucho”
Cerrar asuntos pendientes y preparación de documentos para cuando no esté.
¿Qué puedo hacer?
Algunos pasos a seguir en caso de tener ideas de suicidio o después de haber tenido un intento autolítico son:
- Concertar una cita con profesionales de la salud mental.
- Crear un plan de seguridad.
- Ir a mi lista de razones para vivir.
- Pedir información en recursos y asociaciones de tu zona.
También puede ser útil:
- Desarrollar una rutina.
- Dedicarte a tus aficiones y pasatiempos.
- Desechar los objetos que puedan ser peligrosos para ti.
- Acudir a tus familiares o personas seguras.
Para finalizar, facilitamos algunos teléfonos de contacto en caso detener ideas o estar en riesgo suicida:
Teléfonos de contacto:
024 Línea de atención a la conducta suicida
112 Emergencias
061 Emergencias sanitarias
717003717 Teléfono de la Esperanza
¿Te sientes identificad@ con el contenido de este artículo? ¿Conoces a alguien que tenga o haya tenido ideas suicidas? Ante estas señales no dudes en actuar.
Estaremos siempre dispuestas a ayudarte en Psilex Psicología.