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Este artículo muestra algunos de los ingredientes necesarios para hacer de nuestro trato con los demás un lugar seguro donde podamos expresarnos con libertad y respeto. Sigue leyendo para saber más sobre cómo construir una relación sana.
El ingrediente clave: LA EMPATÍA
La empatía se puede aplicar en cualquier relación sana. Es esa capacidad de poder ponerse imaginariamente en el lugar de otras personas y entender lo que pueda estar sintiendo en determinada situación. Algunas claves para aplicarla son:
- Escuchar activamente a la persona e intentar conectar con lo que podrías sentir en esa situación, sin juzgar e intentando comprender otros puntos de vista.
- Devuelve la información que crees haber entendido para que la otra persona pueda confirmar que es así como lo ha querido trasladar: “lo que quieres decir es…” “te refieres a que…” “si he entendido bien lo que ha ocurrido ha sido…”
- Haz uso de la comprensión, intentando validar lo que siente la otra persona: “es lógico que ese suceso te enfade si te sentiste así” “debe ser muy estresante por cómo lo estás contando” “ha tenido que ser muy duro para ti haber vivido esto”, etc.
La empatía es una herramienta clave que nos permite abrazar la vulnerabilidad de la otra persona y eso puede ayudarnos a generar un clima de comprensión, de calma y tranquilidad y también de seguridad con la pareja.
Cuando juzgamos o invalidamos lo que alguien está sintiendo es cuando se produce una brecha en la comunicación, ya que la otra persona entiende que no puede sentirse segura hablando de ese tipo de emociones y entonces “levanta” un muro emocional: “pues no entiendo cuál es el problema” “¿por eso lloras?” “menuda tontería”, etc.
Una comunicación sana: LA ASERTIVIDAD
El objetivo de una buena comunicación es tener tanto en cuenta, tus propias emociones y opiniones como las de la otra persona sin darle más validez a una que a otra. Es importante que ninguna de las partes se sienta amenazada o juzgada. Es importante recordar que discutir no es algo malo. Discutir es generar espacios de diálogo necesarios para seguir avanzando en la relación. Hay que tener conversaciones incómodas para tener una relación sana de calidad; hablar de sentimientos, de prioridades, de conflictos, de malestar, reconocer los errores, pedir perdón cuando así se requiere, etc.
Pero para mantener discusiones sanas también hay que afinar con algunas pautas, por ejemplo; es imprescindible buscar un momento adecuado (mucho mejor en persona, de manera tranquila y sin prisas). Es importante respetar los turnos de palabra, dejar que la persona acabe de dar su punto de vista. Centrarse cada uno en expresar vuestras propias necesidades sin suponer la del otro/a.
Cuando algo se critique, recuerda centrarte en la conducta en sí y no en la persona que la realiza; “Cuando haces tal…yo me siento cual…” “con ese comportamiento me siento de tal manera…”. Y, por último, ser específico en lo que se pide (me gustaría que me dieras más abrazos porque así puedo sentir de manera más próxima el cariño).
Validación emocional
Los pensamientos, las emociones y las conductas son dimensiones diferentes. Validar una emoción no significa que estés de acuerdo con la conducta o pensamientos que la acompañan, sino que puedes verificar que la emoción que siente la persona es tan válida como cualquier otra. Es probable que tú, bajo tus experiencias vitales y tus aprendizajes, ante una situación X sintieras Y, pero eso no quiere decir que la persona que tienes enfrente lo haga de la misma manera.
Recuerda que cada ser humano ha tenido su propia historia personal y que no podemos saber las heridas que hay detrás de cada ser humano. Frases como; “tampoco es para tanto” “siempre igual, te quejas por todo” no van a ayudar en la validación. Pero a continuación, te dejamos algunas frases que sí pueden ayudar:
“Está bien sentir lo que sientes”, “si necesitas llorar en este momento, llora”, “siento que puedas sentirte de esta manera, ¿puedo ayudarte en algo?”, “no me imagino lo duro que tiene que ser estar pasando por esto”, “respeto que puedas sentirte así, aunque mi opinión sea diferente”, “creo que no puedo comprender lo que sientes porque no me he visto en esa situación, pero estoy aquí para acompañarte si lo necesitas”, etc.
Es muy importante comprender las relaciones con los y las demás desde un punto de vista de equipo. Si entramos en atacar o desacreditar a la otra persona, ya no somos un equipo, sino más bien un combate, y ya sabemos que un combate siempre hay alguien que pierde.
Por eso y, por último, te dejamos algunas reglas importantes para una comunicación sana:
- Decir lo que piensas, tal cuál pasa por tu mente no es ser sincero, más bien es soltar ideas sin ningún tipo de filtro, y sino está el filtro de la empatía, a veces la sinceridad se puede convertir en crueldad.
- No supongas la intención de la otra persona. No estás dentro de la cabeza ni del cuerpo de la otra persona, permite que sea ella quién explique y exponga sus propias necesidades y sus propias intenciones.
- Acepta que la otra persona tiene su propia forma de mirar el mundo y que eso va a marcar algunas diferencias con respecto a la tuya
- No permitas que las emociones te secuestren. Las emociones son cosas que pasan dentro de ti, no lo son todo. Es importante diferenciar entre emociones y hechos. Si por ejemplo: te dejas llevar por el enfado, corres el riesgo de ponerte en una postura a la defensiva y esa conducta no va a ayudar en una conversación o conflicto.
- Céntrate en el conflicto en sí, intenta no generalizar, ni irte por las ramas porque entonces corréis el riesgo de perder el punto de referencia.
- Y sobre todo y muy importante; refuerza las cosas positivas que sí hace la otra persona y que sí te gustan de ella.
Si estás pensando en mejorar la comunicación con tu pareja o quieres hacerlo no dudes en contactar con nosotras, en nuestro centro Psilex estaremos encantadas de ayudarte.