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¿Experimentas poco o mucho deseo sexual en tu vida? Pero… ¿Qué entiendes por deseo sexual? ¿Sueles hablar de estos temas con alguien o suele causarte vergüenza, rechazo…?

deseo sexual

Es habitual encontrar cierto tabú en relación al tema de la sexualidad en general. No obstante, consideramos que es una cuestión que abarca la salud física, psicológica y emocional y los derechos humanos, por lo que, con la terminología adecuada se vuelve fundamental aproximarnos a esta temática.

A continuación, te proponemos algunas cuestiones para empezar a analizar la manera en la que nos relacionamos con nuestro propio deseo sexual:

  • En cantidad, ¿consideras que tienes poco o mucho deseo?
  • ¿Influye tener pareja o estar soltera con el deseo sexual que experimentamos?
  • ¿Se modifica el deseo sexual con la edad?
  • Si piensas en mujeres similares a ti ¿Crees que experimentan mucho o poco deseo?
  • ¿Tu deseo se parece al de ellas?
  • ¿Es habitual tener fantasías sexuales tanto en hombres como en mujeres?
  • ¿Consideras que tener más deseo hará que inicies más relaciones sexuales?

Es imprescindible añadir que existen múltiples formas de relacionarse con el placer sexual, una de ellas puede ser la más conocida como Asexualidad; para saber más sobre el tema, te recomendamos la lectura de La revolución (a)sexual de la autora Celia Gutiérrez.

Te proponemos otra ronda de preguntas para seguir viendo tu relación con el deseo sexual:

  • ¿Estás satisfecha con el deseo sexual que tienes?
  • ¿Tu deseo es alto o bajo?
  • ¿A qué atribuyes tener un deseo alto o bajo?
  • ¿En comparación a quién es esta cantidad de deseo?
  • ¿Es tu deseo mejor o peor que el de otro individuo? ¿Por qué?
  • En caso de no hacer esta comparativa ¿Estarías satisfecha y cómoda con tu deseo?
  • ¿Te gustaría modificar este deseo? ¿Para quién y con qué finalidad?

Ahora sí… ¿Qué es el deseo sexual?

En primer lugar, debemos distinguir el término “libido” de “deseo sexual”.

A pesar de que suelen usarse como sinónimo, existen varios matices en estos vocablos que hace necesario crear una distinción. Por una parte, “la libido” hace referencia al impulso o motivación que pone en acción las relaciones sexuales, así, se hablaría más bien de un origen somático que surge automática e inevitablemente y que se escapa en cierta medida del poder de decisión de la persona.

Por otro lado, también el término “Atracción” suele usarse en el contexto sexual como sinónimo de deseo; no obstante, el deseo como tal suele experimentarse sin un objeto concreto o sin un foco en alguien específicamente, esto es, el deseo suele interpretarse más bien como “tener ganas” o “sentirse caliente”.

Así, la atracción se relaciona más con una persona en específico (una pareja o no), y en la fase de “enamoramiento”, al inicio de un vínculo con alguien, experimentamos la atracción como el foco que adquiere el deseo hacia esta persona en particular.

¿Qué entendemos por bajo deseo sexual?

Las dificultades más habituales que giran en torno al deseo sexual femenino suelen ser experimentar un bajo deseo sexual o, en ciertos casos, nulo. Llegados a este punto, toca replantearse en comparación a qué o a quién el deseo es bajo.

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Es frecuente encontrar poco consenso para definir el deseo sexual femenino. El término medio suele definirse como “normal” o “frecuente”; así, “definir el deseo sexual como bajo debe hacerse con respecto a otro nivel de deseo”, como explica la autora Laura Cámara en su libro Desearte.

De esta manera, al considerar tu propio deseo sexual como escaso lo haces con respecto a lo que consideras “normal”, equiparándolo en ocasiones con el estándar del deseo que experimentan los hombres que suele ser el que marca “la norma”.

Paralelamente, la norma será marcada por el contexto que rodea a la persona, en numerosas ocasiones por el deseo que experimenta el otro miembro de la pareja. Será algo evidente comprender como el deseo se anulará si la relación de pareja está dañada, pues poco puede seducirnos de una interacción perjudicial con otro individuo. Y es imprescindible aclarar que esto no será problema del deseo en sí. Por ello, cabe preguntarse qué atracción erótica puede existir en una mala relación marcada por decepciones, discusiones constantes, poco entendimiento, poca percepción de deseabilidad por parte del otrx, poca conexión, complicidad, comunicación o confianza y un largo etcétera.

Todo esto hace que entendamos el deseo en un contexto con múltiples factores a tener en cuenta interrelacionados entre sí; y no sería tanto un acierto individualizar el deseo como única y exclusiva problemática en un vínculo.

¿Qué dice la ciencia?

Por ser parte de nuestra salud sexual, la evidencia científica, no hace tantos años, ya se puso manos a la obra para estudiar y dejar constancia de la importancia del abordaje de las dificultades sexuales y el bienestar individual y relacional en este sentido. Os dejamos el Modelo biopsicosocial de la respuesta sexual femenina expuesto por Basson (2001) que viene a explicar una visión multifactorial del deseo sexual.

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¿Qué nos motiva en las relaciones sexuales?

Si indagamos en la motivación (el por qué) de tener relaciones sexuales, vamos a exponer dos tipos de respuestas y te animamos a que analices cuáles se suele corresponder más con tus razones para involucrarte en este tipo de interacciones.

Por un lado, encontramos respuestas del tipo: porque es mi deber con mi pareja, porque así él está satisfecho, porque “es lo que toca”, porque así nos ahorramos discusiones…

Por otro lado, se sitúan otro tipo de contestaciones: porque disfruto, porque así tengo un orgasmo, porque me hace bien, porque me relaja, porque me gusta mi pareja, porque aumenta nuestra complicidad…

¿Con cuál de las dos motivaciones de respuesta te has podido sentir más fácilmente identificada? Esto revelará ardua información sobre la manera en que vives el deseo.

En definitiva…

El deseo parte de la imaginación y el pensamiento, es decir, “de mí misma”, aún sin separarlo del entorno que nos rodea y nos influye sustancialmente. Así, un experto deberá abordar las necesidades paralelas que conforman el deseo sexual y será inevitable tener en consideración factores sociales, relacionales, individuales, culturales… ¿se te ocurre alguno más?

Si crees que experimentas dificultades para relacionarte con tu propio deseo sexual, en nuestra centro de Psicología Psilex contamos con profesionales especializadas en este tema que estarán encantadas de ayudarte.