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Disciplina positiva

Tiempo de lectura: 9 minutos.

¿Consideras que educas a tus hijos/as desde un estilo de respeto mutuo y dignidad? ¿Escuchamos el punto de vista de los niños/as y adolescentes o se limitan a obedecer? ¿Los educamos en valores y en habilidades afectivas para la vida en convivencia? Descubre lo que es la disciplina positiva.

 

Disciplina positiva: ¿Qué es?

Algunos autores como Nelsen (2015), definen la Disciplina positiva como una serie de principios y técnicas con las que desarrollar habilidades a nivel emocional: empatía, asertividad y resiliencia con base en el respeto mutuo.

Este tipo de educación tiene como objetivo conseguir soluciones a largo plazo en las que se pongan en marcha unas adecuadas habilidades sociales, el autocontrol y la autodisciplina del menor; en definitiva, se persigue que el niño/a consiga desenvolverse de manera autónoma en contextos beneficiosos para la convivencia y las relaciones interpersonales.

Como consecuencia de no aplicar la Disciplina Positiva, los padres y profesores aplican métodos punitivos que incluyen el castigo con el fin de conseguir la respuesta deseada en los niños/as y adolescentes.

¿Qué repercusiones negativas tiene el castigo?

El castigo puede adoptar diversas formas y tener una serie de repercusiones negativas:

  • Conductas agresivas: debido a las experiencias de castigo vividas, el menor puede desplegar este tipo de conductas llegando a ejercer violencia hacia otros o a través de actuaciones de bullying hacia sus compañeros de clase, por ejemplo.
  • Estados emocionales: los castigos impiden en numerosas ocasiones el autocontrol del menor, provocando una mala gestión emocional sobre sentimientos como el enfado, la tristeza y el temor, e incluso llegando a experimentar ansiedad, dependencia y culpa.
  • Conductas de escape: a causa de frecuentes castigos como forma de educar, los menores llevan a cabo comportamientos de evitación o escape en relación a los estímulos que causan el castigo, desembocando en conductas inesperadas negativas: impulsos, aislamiento, retraimiento.
  • Ausencia de un nuevo comportamiento: el hecho de implementar el castigo no conlleva el aprendizaje de una nueva conducta alternativa deseable.
  • Imitación del castigo: el modelado por parte de las personas que ejercen el castigo puede llevar a la copia de conductas similares en los niños/as y adolescentes de forma que lo usen con fines como coaccionar a los demás.
  • Continuación del uso del castigo: debido a la reaparición en muchos casos de la conducta problema, pues el castigo no la ha suprimido de manera exitosa, la persona que sanciona se ve en la necesidad de seguir aplicando el castigo incluso en mayor medida involucrándose en un círculo vicioso e improductivo.

¿Por qué implantar la Disciplina positiva?

La importancia de llevar a la práctica la disciplina positiva recae sobre los efectos beneficiosos obtenidos en comparación con las consecuencias observadas en las distintas formas de disciplina tradicional y los castigos.

La promoción de unas habilidades sociales y emocionales adecuadas a través de este método educativo basado en el respeto mutuo y la dignidad ayudan en la línea de prevenir riesgos tales como desmotivación, acoso escolar, consumo de drogas y alcohol, suicidio, etc. y desarrollar óptimas habilidades individuales e interpersonales (sentimiento de pertenencia, autonomía, resolución de problemas, empatía…).

De esta forma se brinda al menor una serie de herramientas que traen consigo un alto nivel de adaptación a su contexto a corto, medio y largo plazo.

 

¿Qué herramientas psicológicas se trabajan en la disciplina positiva?

Algunas de las herramientas psicológicas a trabajar en la consecución de la disciplina positiva son las siguientes:

  • Autoestima y asertividad en padres e hijos/as: lograr sentirse bien y seguros como padres y conseguir que los hijos confíen en sí mismos y en sus padres. Se trabaja en habilidades asertivas y la correcta valoración de uno mismo.
  • La comunicación en la familia: escucha activa y empatía, expresión de opiniones y sentimientos. A través de entrenamiento en habilidades comunicativas y establecimiento de vínculos.
  • Resolución de problemas: ayudar a los hijos/as a que solucionen ellos mismos sus propios problemas y, por otro lado, la negociación y los acuerdos establecidos entre padres e hijos/as.
  • Fomentar la autorregulación de los hijos/as a través de la disciplina de límites, normas y consecuencias. Se conseguiría a través de la utilización de consecuencias coherentes, establecimiento claro de límites y rutinas, fijar objetivos muy detallados, dotar de responsabilidad a los hijos/as, etc.
  • Estilo de vida saludable en familia: Pasar tiempo juntos y afrontar las situaciones cotidianas y los retos que llevan consigo.

¿Cuáles son las ventajas de la Disciplina positiva?

Si pudiéramos resumir las ventajas que acontecen a la práctica de esta disciplina encontraríamos un mayor nivel de cooperación de los hijos/, la disminución de situaciones estresantes, la sensación de sentirse comprendidos por parte de los hijos, la capacidad del manejo de situaciones, el aumento de confianza en la cotidianidad del niño/a, y una mayor satisfacción experimentada en el rol del padre/madre.

En definitiva, es posible educar sin castigos, gritos o amenazas debido al impacto dañino de estas actuaciones sobre la autoestima y confianza de los niños/as, además de la ausencia de resolución sobre los conflictos y la falta de adquisición de aprendizajes más adaptativos.

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