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1. LÍMITES

Los límites son aquellos actos o conductas que hacemos para cuidarnos y protegernos de aquello que no nos hace bien, nos molesta o nos hace daño, bien de manera física o de manera emocional.
Suelen conllevar unas consecuencias si no se cumplen, como si lo asemejáramos a los límites de la conducción (si te saltas un semáforo hay más posibilidades de obtener una multa o en el peor de los casos ocasionar un accidente).

Las consecuencias a la hora de saltarse un límite no son una amenaza, es una manera de respeto y protección. Por ello, consisten en un conjunto de normas que nos ponemos a nosotros mismos y a nuestro entorno, que especifican lo que sucederá si no se cumplen.

En ningún caso, nuestros límites conllevan una obligatoriedad con respecto a los demás de hacer algo, sino que si sucede eso que nos hace daño, tomaremos medidas para protegernos.

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2. EJEMPLOS

Mi amiga tiene una tendencia a llegar tarde a nuestras citas y a mí esto me empieza a enfadar y le digo que no vuelva a hacerlo. Esto no es un límite porque, aunque estoy señalando la conducta que no me gusta, no lo estoy haciendo de forma efectiva. Una manera efectiva sería algo informando sobre las consecuencias de que se repita esa conducta: la próxima vez que llegue tarde no la esperarás y te irás, ya que tu tiempo es importante.

Hablar de consecuencias no es hablar de castigo, sino informar sobre los actos que necesitas para sentirte respetado y querido.

Imagina que discutes con tu pareja y te dice algo fuera de lugar. Tú le comunicas que ese acto no te ha gustado y le pides que no se vuelva a repetir. De nuevo esto no es un límite porque no se está hablando de las consecuencias de que esa actitud se vuelva a repetir. Es un acto de comunicación, pero no un límite.

Algo que ayudaría sería: “si sucede de nuevo esto, entonces haré x para protegerme” “si vuelves a dirigirte a mí de esa manera, voy a necesitar mi tiempo y distancia para no hablar en unas horas”

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3. CUMPLIR CON LAS CONSECUENCIAS

Si cuando la otra persona no respeta ese límite y ahí no cumples con las consecuencias que habías informado anteriormente, aquí ya tenemos dos problemas: que esa persona no respeta tus límites y tú tampoco. Se pueden empezar a ver tus límites de una manera blanda y poco importantes y eso te aumentará la frustración y te dejará en una situación de desprotección.

Por ello, es tan importante la coherencia a la hora de ponerlos, y también que sean realista contigo mismo, y que te ayuden a sentir que te respetas y te cuidas.

4. LA FORMA DE EXPRESAR UN LÍMITE

Lo importante de los límites es que te ayuden a protegerte. No son una amenaza, ni sirven para asustar a otra persona. Es importante que sean respetados por ti mismo primero y para ello, se debe aplicar la consecuencia elegida cuando sean traspasados. Sin gritos, ni ataques. Los límites se ponen de manera asertiva, informando de forma explícita y clara sobre las consecuencias y, super importante, hay que encontrar momentos de calma para poder transmitirlos.

5. CONTENIDO DE LOS LÍMITES

Los límites son algo muy personal e individual, se deben adaptar a la persona y al momento de la vida en la que se encuentra. Y es algo que va cambiando a lo largo de la vida, de la misma manera que nosotros mismos cambiamos.

Tus límites tienen que contener aquello que no estás dispuesto a tolerar. Eso no quiere decir que los demás tengan que cumplirlos, pero si puedes irte en el momento en que, en un ambiente concreto, o con X personas no te sientas respetado. Los límites no conllevan que la otra persona los quiera aceptar, conllevan hasta qué punto tú te quieres respetar. Eres tú quién decide mantenerlos y decide irse cuando no están
siendo respetados sus límites.

Saber tus límites trata mucho de conocerte a ti mismo y tener una buena conexión emocional, ya que son tus emociones las que te informan de aquello que quieres o no tolerar.

 

CONCLUSIÓN

En psicología clínica, los límites personales son fundamentales para el cuidado de la salud mental. Establecerlos permite proteger la integridad emocional, fortalecer la autoestima y mejorar las relaciones interpersonales. Lejos de ser un signo de egoísmo, poner límites es una forma de autocuidado que muchas veces marca el inicio del cambio terapéutico. Aprender a decir “no” también es aprender a valorarse.

Si estás atravesando dificultades para establecer límites o deseas comenzar un proceso terapéutico, puedes contactarnos. En nuestro Centro de Psicología Psilex, estaremos encantadas de ayudarte.