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Síndrome de alineación parental SAP

Richard Gardner (1985) fue el primer autor que definió el Síndrome de Alienación Parental (SAP) como: “Un trastorno que surge principalmente en el contexto de las disputas por la guarda y custodia de los/las niñas. Su primera manifestación es una campaña de difamación contra uno de los padres por parte del hijo, campaña que no tiene justificación. El fenómeno resulta de la combinación del sistema de adoctrinamiento (lavado de cerebro) de uno de los padres y de las propias contribuciones del niño dirigidas a la denigración del progenitor objetivo de esta campaña”

Existen opiniones diferentes sobre la definición de este síndrome, ya que existe discrepancia sobre dónde poner el foco de atención. Garner (2001) por ejemplo defiende que el diagnóstico del SAP se realiza al observar la sintomatología en el infante, y no tanto en el grado en el cual el padre/madre alienadora ha intentado inducir el desorden. Darnall (1998) afirmaba que este síndrome se podía observar en “cualquier constelación de comportamientos, sean conscientes o inconscientes, que puedan provocar una perturbación en la relación del menor con su progenitor”.

Pero ¿Cómo podemos identificar este síndrome?

Criterios de identificación del Síndrome de Alienación Parental (SAP)

Aunque existen discrepancias entre los profesionales acerca de cómo abordar este síndrome, en general comparten opiniones sobre las conductas y consecuencias psicológicas que se llevan a cabo en este proceso y que sufren los y las niñas:

  • Campaña de injurias: como pistoletazo de salida, podemos tomar como referencia el comportamiento general del hijo/a, lo que se puede o no esperar de ellos, y si existe algún cambio en este sentido con respecto al padre o la madre. En este proceso de campaña de injurias, el/la menor comienza a actuar de modo activo profiriendo ataques verbales, despreciativos y cargados de odio contra el progenitor víctima. En este caso, los niños tratan al progenitor como un desconocido odioso y aprenden un listado de argumentos a los que recurren una y otra vez (hechos del pasado, experiencias negativas de vida, exageraciones en el comportamiento del progenitor alienado, etc.).
  • Ausencia de diálogo constructivo: otro componente importante es la ausencia de diálogo constructivo, donde puede haber una parte deseosa de diálogo, y otra que no está dispuesta a intercambiar diferentes opiniones, ni llegar a un acuerdo. El lenguaje no verbal también es importante en este punto, siendo principalmente observable por la ausencia de contacto visual con el/la progenitor/a y mantenimiento de distancia entre el/la niño/a y el progenitor/a.
  • Ausencia de ambivalencia en el odio hacia el progenitor: en esta situación, un hijo/a alienado/a solo es capaz de expresar un sentimiento hacia su padre/madre y este es: el odio. Incluso hasta no poder recordar un momento de bienestar con este progenitor, ni de divertimento en un momento concreto. Sin embargo, con el progenitor aliado, la percepción se va al otro extremo, quien representa el/la salvador/a, el refugio dónde sentirse seguro, etc. Esto tiene unas consecuencias tanto a nivel psicológico como en la percepción de la realidad, en la que todo se filtra en extremos y valores contrapuestos y también el hecho de, siendo adultos, poder darse cuenta de comprobar la realidad, van a sufrir un derrumbe de la estructura de sus valores y en la percepción del papel de cada uno de sus progenitores.
  • Autonomía de pensamiento: a esto se refiere cuando los mensajes que han ido calando en el/la niña empiezan a formar parte de la estructura de pensamiento de los mismos, aunque la madre o el padre alienador pueden dedicar sus esfuerzos a otro aspecto, pudiendo incluso adoptar un papel de conciliador ante terceros. Un buen dato observable puede ser identificar el nivel lingüístico que el menor está utilizando. Al principio del proceso, se usan muchas frases y argumentos que no son propios, sino prestados del alienador. En muchas ocasiones, los argumentos de los/las niñas resultan extraños en niños o niñas de una edad específica.
  • Defensa del progenitor alienador: cuando somos pequeños, nos resulta intolerable que alguien pueda arremeter contra nuestros padres, pero a medida que vamos creciendo, nuestra percepción y reflexión se va haciendo cada vez más compleja, entendiendo que los padres no dejan de ser seres humanos que cometen errores y que en muchas ocasiones pueden no llevar razón en lo que opinan. En este síndrome no ocurre esta complejidad de reflexión. El padre/madre alienador se convierte en algo sagrado que se debe defender a capa y espada, y es el hijo/a el que asume ese rol y cada ataque hacia este progenitor sagrado es vivido como un golpe contra él mismo. El SAP es un síndrome que origina una relación patológica entre el hijo/a y el progenitor alienador, con tintes dogmáticos, una adhesión férrea, y mucha falta de reflexión, ya que la defensa del progenitor sagrado está por encima de cualquier intento de razonamiento o prueba de realidad.
  • Ausencia de culpabilidad: algo curioso en este trastorno es la ausencia de culpa que acompaña al ataque de odio del menor contra el padre/madre alienada, lo cuál permite alcanzar niveles muy altos de odio y denigración. Esta ausencia de culpa, los sentimientos del progenitor alienado caminan de la mano con la explotación económica del mismo. Cualquier gasto económico por parte de este progenitor será considerado su “obligación”, no habrá agradecimiento ni reconocimiento.
  • Escenarios prestados: como se dijo anteriormente, los hijos aprenden una serie de argumentos que repiten sin cesar sobre acontecimientos de pasado, exageraciones de la personalidad del progenitor alienado y sucesos negativos de vida entre otros, existiendo en estos niños/as experiencias, escenas o conversaciones que han adoptado como propios, aún cuando no estuvieran presentes cuando esto ocurrió.
  • Extensión del odio al entorno del progenitor alienado: podríamos definir este proceso como respuesta de generalización del odio, ya no solamente al padre/madre, sino a todo su entorno, ya sea un entorno familiar con los que previamente ya había mantenido vínculos afectivos, o bien hacia los amigos cercanos del progenitor odiado, futuras parejas, etc.

Estos son algunos de los criterios que han sido aceptados por la literatura especializada en este tipo de trastornos, cuyo objetivo es transformar la conciencia del hijo/a para obstaculizar o restringir el vínculo creado con el otro progenitor. Sin embargo, hay otros indicadores que no tienen relación con el SAP y que debemos de tener en cuenta a la hora de hacer un diagnóstico diferencial.

Criterios diferenciales del Síndrome de alienación parental

Es importante tener en cuenta en este hábito que es saludable que el hijo/a pueda sentir disgusto o desacuerdo con uno de los progenitores, sentir ira ante la frustración o el dolor, o sentir a veces rechazo con algunas conductas o comentarios de cualquier progenitor, bien porque el hijo/a están construyendo su propia identidad y autonomía, o bien porque están desarrollando un proceso de reflexión más complejo.

También debemos tener en cuenta, que hay hijos e hijas que son víctimas de abuso o negligencias por parte de un progenitor, y que expresan su rechazo sin que esto conlleve un indicador de SAP, ya que tienen una base racional sobre el origen del sentimiento de rechazo.

Los argumentos que utiliza un menor en el SAP son más irracionales y la situación actual de enfrentamiento es contradictoria con la relación anterior entre progenitor e hijo. El SAP es un proceso que conlleva tiempo y un trabajo sistemático en el cuál el menor está en contacto constante con las estrategias del alienador y una programación de un infante para que odie, de manera irracional, a otro progenitor, siendo dependiente de los propios pensamientos del progenitor alienador. Si alguna de estas cuestiones no están presentes, debería tenerse en cuenta a la hora de diagnosticar este síndrome.

¿Te sientes identificad@ con esta situación? ¿Conoces a alguien que se encuentre en alguna situación relacionada con un SAP? Contacta con Clínica de psicología Psilex, estaremos encantadas de poder ayudarte.