¿Alguna vez te has sentido estresado/a? Si tu respuesta es SÍ, te recomiendo que sigas leyendo.
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El estrés es como el vaso de agua: si lo sostienes por poco tiempo no pasa nada, pero si lo sostienes por horas o días dolerá, se entumecerá el brazo, la espalda… y no podrás más con él. No es por el peso del vaso, si no por el tiempo que lo sostienes.
El estrés y las preocupaciones mantenidas en el tiempo, pensando en ellas días sin descanso, hacen que nos sintamos paralizados e incapaces de hacer frente a nada más.
Se trata de un proceso de origen adaptativo, que pone en marcha una serie de mecanismos de emergencia necesarios para la supervivencia y sólo bajo determinadas condiciones sus consecuencias se vuelven negativas, aunque es ésta la cara más conocida de él.
Gracias al estrés podemos levantarnos para ir a trabajar, correr para coger un autobús, estudiar y mantenernos despiertos para conseguir determinados objetivos y para resolver innumerables situaciones que se nos van planteando a lo largo de nuestra vida. Por este sentimiento es que percibimos las cosas que nos afectan y nos emocionan. Es nuestro amigo, si cambiamos la idea errónea sobre él podemos cambiar la respuesta ante él.
“Adoptar la actitud correcta puede convertir un estrés negativo en uno positivo”,HansSelye
El estrés es una respuesta del organismo ante una demanda ambiental que nos mantiene activos, como si se tratara de un interruptor de supervivencia. Pero este interruptor hay que apagarlo y recuperar la energía puesto que en caso de no apagarlo nuestro sistema biológico se desajustaría y terminaríamos con dolencias y enfermedades.
Pero la respuesta de ansiedad no sólo depende de la demanda o situación (p.ej. “tengo que entregar el informe para dentro de tres días”) si no que depende de la valoración que hagamos del estresor, es decir, que ante una misma situación todos no actuamos de la misma manera.
Estrés positivo y estrés negativo
El estrés puede ser “positivo o eutrés” o “negativo o distrés”. La diferencia reside en si percibimos que lo podemos controlar y afrontar.
- POSITIVO: Estrés agradable, controlado, predecible e incluso buscado por la persona. Ejemplo: matrimonio.
- NEGATIVO: Si el estresor no es controlado o es impredecible estaríamos ante estrés negativo. Una persona es autoeficaz cuando frente a una tarea, se dice a sí mismo “soy capaz de hacerla”, por el contrario si te juzgas incapaz, huyes y fracasas. Ejemplo: deudas que no puedo afrontar.
¿Cómo se manifiesta el estrés?
El estrés se manifiesta en nuestro cuerpo y mente de formas muy diversas pudiendo generar en los casos de estrés negativo o dañino las siguientes consecuencias:
- Las consecuencias mentales son: Incapacidad para tomar decisiones, dificultades de concentración, déficit de memoria, hipersensibilidad a la crítica, “bloqueo mental”, “no puedo dar más de mí mismo”.
- Las consecuencias emocionales más comunes son: Distanciamiento afectivo (“Si no me implico no sufro”), ansiedad (amenaza, tensión, nerviosismo), ira (mal humor, irritabilidad, agresión), depresión (aburrimiento, apatía, melancolía), fatiga, frustración, culpabilidad, vergüenza, soledad.
- Las consecuencias físicas son: Aumento de la presión arterial, respiración superficial, alta frecuencia cardíaca, palpitaciones, diarrea, impotencia, dolores de cabeza, etc.
- Las consecuencias en nuestra conducta: Hábitos adictivos como el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y tabaco, conductas evitativas como el absentismo laboral que se convierte en un intento de “solución” equivocado, o la expresión emocional inadecuada (explosión emocional, excitabilidad, inquietud, risa nerviosa, impulsividad,… que puede llevar a una mayor propensión a sufrir accidentes, etc.).
A aquellos que estáis leyendo este artículo, me gustaría mostraros un ejemplo ilustrativo de un caso típico de una persona que padece estrés negativo.
“Quise darles a mis hijos lo que nunca tuve. Entonces comencé a trabajar catorce horas diarias. No había para mi ni sábados ni domingos, para mí coger vacaciones era un sacrilegio. Trabajaba día y noche. Quería darles a mis hijos lo que nunca tuve”.
Entonces alguien le interrumpió para preguntarle- “¿lo conseguiste?”
“Claro que sí” le contesto el hombre. “Yo nunca tuve un padre agobiado, siempre de mal humor, preocupado, sin tiempo para jugar conmigo y, entendedme, ese es el padre que yo he dado a mis hijos, ahora ellos tienen lo que yo nunca tuve…”
Decálogo de prevención del estrés
- Mantén hábitos de vida saludables (alimentación y ejercicio físico).
- Planifica con antelación su jornada de trabajo y desconecta de vez en cuando.
- Disfruta de tu tiempo libre y de ocio sin remordimientos por ello.
- Cuida las relaciones personales y haz uso del apoyo social.
- Defiende libremente tus derechos sin agredir los del otro.
- No te “comas” tus emociones. Aprende a reconocerlas, expresarlas y autorregularlas.
- Huye de las rumiaciones, son pensamientos negativos molestos y constantes que no conducen a nada.
- Establece prioridades, suprime algunas actividades, reduce y programa exigencias, elige metas, establece un horario limitado. Aprende a priorizar tus valores personales.
- Reconoce tus éxitos y felicítate por ellos.
- Asume tu parte de responsabilidad en los fracasos, pero sin culparte, céntrate en corregirlos la próxima vez.
- Y sobre todo… ¡no olvides sonreír, tu sonrisa es el mejor escudo ante el estrés!
¿Te sientes identificad@ con el contenido de este artículo? ¿Conoces a alguien que se encuentra en una situación de distrés? Contacta con Clínica de Psicología Psilex, estaremos encantadas de poder ayudarte.