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El término de jubilarse siempre ha hecho referencia al momento de nuestra vida en el que dejamos de trabajar, pero rara vez se ha hablado de lo que implica emocionalmente. Algunas personas lo ven como una etapa para descansar y hacer cosas que antes no podían, sin embargo, a otras les puede generar incertidumbre, sensación de no saber cómo gestionar el tiempo e, incluso, sentimientos de pérdida.
Durante mucho tiempo, la jubilación se ha considerado un evento negativo y estresante que está unido al comienzo del deterioro físico y mental. Esta percepción se debe a ciertas creencias muy arraigadas en nuestra sociedad:
● Pensar que nuestra identidad está ligada al trabajo y que la pérdida de ese rol social supone también la pérdida de parte de nuestra identidad (“yo soy profesor”, “yo soy enfermera”, etc.).
● Considerar que jubilarse es el inicio de la enfermedad y de la muerte, aunque en realidad es simplemente una nueva etapa, como cualquiera de las otras que atravesamos en la vida.
● Valorar el trabajo como eje central de la vida. Se premia la productividad y se asocia el éxito con estar constantemente activo. Por esto, dejar de trabajar puede generar la sensación de no ser útil o que ha perdido su lugar en la sociedad.
Posibles efectos psicológicos negativos
Como se ha mencionado anteriormente, no todas las personas experimentan la jubilación de la misma manera. Para algunos, jubilarse el retiro laboral puede llegar a ser difícil por múltiples motivos:
● Pérdida de propósito. Normalmente la jornada laboral estructura nuestros días, plantea metas y dota de ciertas responsabilidades por lo que su ausencia puede ocasionar un exceso de tiempo libre y una sensación de que todos los objetivos están cumplidos.
● Sensación de inutilidad. El pensamiento de no estar aportando y la falta de reconocimiento puede llegar a generar malestar emocional al jubilarse.
● Cambios en el estado de ánimo. El hecho de dejar atrás el trabajo, el rol definido, los objetivos, las responsabilidades y las actividades que formaban parte de la rutina, produce grandes cambios emocionales como tristeza, irritabilidad, inseguridad, desvalorización y frustración. Esto da lugar a una falta de motivación al jubilarse.
● Soledad. Esto suele ser común cuando no se cuenta con una red social activa y el principal espacio de interacción es el trabajo. En el momento que se pierde el puesto de trabajo, también se pierden muchas relaciones que se habían formado en el ámbito laboral.
● Falta de estructura en la rutina diaria. Tras la pérdida del trabajo, las personas se encuentran con una gran cantidad de tiempo libre, lo cual puede suponer una dificultad si no se tienen hábitos, proyectos personales o actividades que permitan estructurar los días y formar una rutina. Esto da lugar a una sensación de desorientación que genera emociones como el aburrimiento, la apatía y la desmotivación.
Estrategias para transitar la jubilación con bienestar
Actualmente se tiene una visión errónea sobre el retiro. Al asociar el trabajo con la actividad y la productividad, por contraste, la jubilación se ha relacionado con la inactividad y la falta de ocupación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el tiempo libre no quiere decir tiempo vacío.
Las personas pueden ser capaces de realizarse a través de actividades que estimulen su inteligencia, desarrollen sus habilidades y satisfagan sus intereses, incluso fuera del trabajo formal. Por esto mismo, es esencial descubrir nuevas formas de mantenerse activo tras la jubilación.
● Anticiparse a la jubilación
Es fundamental plantearse cómo se quiere vivir la jubilación más allá del aspecto financiero. Se debe reflexionar sobre los intereses personales, proyectos o actividades que se dejaron de lado en algún momento de la vida o simplemente no se han llevado a cabo por su incompatibilidad con el trabajo. De esta forma, podemos convertir esta etapa estresante en una etapa enriquecedora; jubilarse puede ser el inicio de ese nuevo rumbo y de cómo jubilarse puede marcar ese cambio.
● Reconocer nuestro valor
Se debe reflexionar sobre el valor de nuestra contribución, pero no solo en términos productivos, sino también por todo lo que aportamos a la sociedad. La experiencia acumulada, los conocimientos obtenidos, la capacidad de reflexión y el acompañamiento enriquecen al resto de generaciones. Mediante la transmisión de saberes y valores, estas personas desempeñan un papel necesario en la continuidad de la cultura y la formación de individuos más sabios. Por esto, hay que tener en cuenta que sentirse útil no se limita al ámbito laboral, incluso al jubilarse.
● Crear nuevas rutinas
La planificación de horarios y actividades permite tener una estructura que elimina los sentimientos de desorganización o apatía que suele generar el exceso de tiempo libre. De esta forma, se le puede dar un propósito a cada día.
● Construir y fortalecer vínculos sociales
Las relaciones interpersonales son esenciales para nuestro bienestar emocional ya que fomentan el sentido de pertenencia y el apoyo emocional. Es necesario reforzar los lazos con relaciones existentes y ampliar el círculo social para prevenir el aislamiento y la soledad característicos del proceso de jubilación.
Conclusión
si se ha sentido identificado con lo leído en este artículo, queremos acompañarle en este importante paso. La transición hacia la jubilación puede traer consigo cambios emocionales, sociales y personales que, a veces, generan inquietud o incertidumbre. En el Centro de Psicología Psilex estaremos encantados de apoyarle para abordar estos cambios con confianza y bienestar, ofreciéndole un espacio seguro para explorar sus emociones, redefinir objetivos y establecer un plan que le permita disfrutar de esta nueva etapa.
En Psilex, estamos comprometidos a brindarle acompañamiento profesional y cercano desde el primer paso, ayudándole a transitar esta etapa con claridad y tranquilidad. Estamos aquí para acompañarle en cada etapa de la jubilación y para apoyar su bienestar integral, no dude en ponerse en contacto con nosotras.