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COMUNICACIÓN EN LOS CONFLICTOS RELACIONALES

Por lo general, los conflictos nos suelen generar una buena dosis de malestar, pero cuando se trata de conflictos con las personas más importantes de nuestra vida o de nuestros compañeros de trabajo, la dosis de malestar puede verse aumentada exponencialmente.

Estas situaciones de conflictos, suelen generar mucha frustración y pueden llegar a convertirse en un problema serio en nuestras relaciones, ya que una mala gestión de estas discusiones o conflictos pueden hacer que esos vínculos se quebranten o se distancien las personas involucradas.

También es probable que no tengamos mucho manejo con este tipo de desacuerdos y nos sintamos incapaces para afrontarlos, intentando hacer como si nada hubiera pasado y escondiendo así lo que sentimos. O lo que es peor, pedir perdón cuando no la responsabilidad no es exclusivamente nuestra y ceder ante la posibilidad de enfado o rechazo de la otra persona.

 

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LO QUE PERJUDICA LA COMUNICACIÓN EN LOS CONFLICTOS

 Juzgar, suponer e intentar adivinar el objetivo del comportamiento de la otra persona, sin dar la oportunidad de expresarse y dar sus propias explicaciones sobre lo que está haciendo y el porqué. Si usamos juicios del tipo “egoísta, insensible, desordenado, etc.” la persona puede sentirse atacada o despreciada, incluso puede que alguno de esos juicios conecte con alguna de sus heridas y esto complique aún más los conflictos.

 Ver al otro como tu enemigo. En el momento en que esto ocurre, el diálogo y la posibilidad de llegar a un acuerdo se ve eclipsada por la necesidad de ganar una batalla por la dichosa “razón”, ya que perderéis mucha energía en ganar y no quedará espacio para la empatía. En esos momentos es importante parar, darse un tiempo y esperar para hablar más tarde cuando las emociones estén más templadas.

 Hacer comparaciones con la manera en que otras personas gestionan o han gestionado este tipo de conflictos, no suma, ni ayuda mirar hacia otro lado porque nos descentra de lo realmente importante: lo que está ocurriendo con la persona que tenemos enfrente.

 Utilizar la invalidación: es muy importante poner cuidado en lo que nos dice la otra persona y no juzgar si eso es válido o no. De igual forma, no ayuda intentar que la otra persona no se sienta así, es más importante respetar las emociones de la otra persona y validar sus razones.

 Hacer como si nada. Esto es pan para hoy y hambre para mañana. Es probable que nos genere miedo que empeore la situación o romper un momento de calma con el asunto a tratar, pero si escondemos lo que ocurre solo generará que los problemas se enquisten poco a poco y pudrieran todo lo que hay alrededor.

 No aceptar nuestra responsabilidad: para construir algo sano, es necesario ver nuestra parte de responsabilidad en el problema y pedir disculpas para enfocarnos en mejorarlo, o cambiarlo en los próximos conflictos situaciones que se genere. Pero hay perdones sinceros y otros que no lo son, por ejemplo: “perdona, pero tú has hecho lo mismo otras veces”, “perdona, pero nadie es perfecto”, etc.

. Estos son algunos ejemplos de formas de pedir perdón que no ayudan. Un perdón que nutre y suma es un perdón en el que se asume la parte de responsabilidad propia del problema: “siento que haya sido así, no era mi intención hacerte daño”, “no me he dado cuenta qué esto podía hacerte daño, disculpa, no volverá a ocurrir”, “te he hecho daño y es lo último que quiero, lo siento”.

LO QUE SÍ NOS AYUDA:

1. Hablar desde mi (o desde el yo)

No es bueno centrar la atención en el otro o hacer suposiciones sobre por qué se ha comportado así, ya que dejamos que la otra persona se exprese desde su libertad y pudiendo explicar sus razones. Cuando hablamos de nosotros mismos tenemos que hacerlo con nuestras emociones, y no con las del otro. Cuando más puedas especificar en ti mejor, por ejemplo: “tengo la sensación de que pasamos menos tiempo juntos, me siento distanciada y tengo miedo de no ser una prioridad para ti, me gustaría que pudiéramos hacer algo con esto y conectar emocionalmente”.

2. Preguntar al otro y escuchar de manera activa:

¿Cuéntame qué te parece a ti? ¿Dime qué sientes sobre esto que te estoy contando?
¿Tú qué opinas sobre esto? Son algunos ejemplos de preguntas para interesarnos por el mundo interno del otro en un conflicto. Aquí estamos dando importancia a sus emociones y sus razones.

 

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3. Crear peticiones en positivo:

Podemos sustituir enunciados como “no tenemos tiempo de calidad” por “me gustaría pasar más tiempo contigo de disfrute”. Aquí, una vez más, es muy importante poder conocerse para identificar bien nuestras necesidades y poder transmitirlas.

4. Reparar el daño:

Aunque el conflicto quede hablado, es normal que nos podamos sentir un poco sensibles después o removidos por dentro, como con mal sabor de boca. Para darle un espacio a ese ritmo emocional que necesita otro tiempo, podemos salir a dar un paseo, hacer algo juntos, etc. Cualquier actividad que nos guste y sirva para acercarnos y volver a conectar.

 

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CONCLUSIÓN

Si en algún momento, mientras leías este artículo, te has sentido identificado/a, recuerda que no estás solo/a.

En Psilex, sabemos lo transformador que puede ser contar con un espacio seguro donde expresarte, comprender lo que te ocurre y aprender nuevas formas de afrontarlo. Estamos aquí para acompañarte en ese proceso, desde la cercanía, el respeto y la profesionalidad.

Si sientes que este artículo refleja lo que estás viviendo, o que podrías beneficiarte de un acompañamiento terapéutico, no dudes en contactar con nosotras. Estaremos encantadas de escucharte, resolver tus dudas y caminar a tu lado hacia tu bienestar.