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¿Te distraes fácilmente en lugar de centrarte en lo que estás haciendo? ¿Aplazas empezar a realizar tus tareas? ¿Crees que no vas a llegar a la fecha de entrega? Estos comportamientos se engloban en el término Procrastinar.
¿Qué es procrastinar?
La palabra Procrastinación viene del latín y se conforma de las palabras “pro” (a favor de) y “crastinus” (del mañana). Se trata de la tendencia a posponer deliberadamente el inicio o fin de ciertas actividades o tareas de manera que se buscan excusas para aplazar dichas obligaciones.
Estas conductas aparecen como bloqueo ante ciertas emociones (ansiedad, aburrimiento, inseguridad, frustración…) causadas por nuestras responsabilidades. Por ello, se hace necesario entender las causas que subyacen al comportamiento de la procrastinación.
Causas de la procrastinación
- Procrastinar tiene la utilidad de evitar ciertas obligaciones o actividades cuya elaboración conlleva un elevado gasto de energía y esfuerzo.
- Debido al miedo a no estar a la altura de la tarea, procrastinar nos proporciona una justificación ante el fracaso, de manera que atribuimos el fallo a “poca disciplina” y no a nuestro trabajo o características.
- Nos sirve para eludir cualquier tipo de tarea que nos suponga malestar a nivel emocional si existen características poco agradables a las que hemos asociado la actividad.
- Nos aleja de tareas que requieren esfuerzo y malestar y nos pone en contacto con actividades más gratificantes.
¿Cómo evitar procrastinar?
A continuación, presentamos algunas pautas que te acercan a dejar de procrastinar:
1. Identificar las razones o el “para qué” de la procrastinación te hará tomar consciencia sobre la poca utilidad de estas conductas en el acercamiento a tus metas a largo plazo. Para reconocer esos motivos dedica algunos minutos a responder preguntas como “¿Qué estoy sintiendo? ¿Tengo miedo a equivocarme? ¿Realmente no me gusta lo que estoy haciendo?”
2. Establecer una rutina con el lugar y horario predeterminado sobre las actividades a realizar, estableciendo prioridades según la importancia de las tareas y disminuyendo el nivel de exigencia de tus objetivos, de forma que se facilite la consecución de estos.
3. Subdividir las grandes tareas en tareas más sencillas. De esta manera la ejecución de las tareas será más amena, y percibirás los beneficios de finalizarla más próximos en el tiempo.
4. Fijarse objetivos con un tiempo establecido y realista, por ejemplo, conseguir estudiar de 10 a 12 de la mañana.
5. En caso de anticipar frecuentemente el fracaso consecuente a la realización de la tarea, sería conveniente analizar los pensamientos negativos (puedes anotar estas anticipaciones o creencias de autosabotaje para identificarlas y reducir su influencia). Además, puedes empezar inicialmente por labores sencillas e ir subiendo en complejidad cada vez que se vayan superando las anteriores, de forma que se reduzca la sensación de agobio y se vayan obteniendo pequeños éxitos que te motiven.
6. Comentar a alguien la dedicación sobre tu tarea de forma que crees un compromiso, dejes “testimonio” y sea más difícil para ti no cumplirla.
7. Recompensarse a uno/a mismo/a: fíjate la realización de una actividad que para ti sea placentera o la obtención de una recompensa tras llevar a cabo una tarea no tan agradable.
8. Tomarse un tiempo de descanso óptimo junto con periodos de ocio y relajación, y disminuir las exposiciones a posibles distractores.
La procrastinación no es ser perezoso/a, sino que se trata de un problema de autorregulación del comportamiento en el que la persona puede verse completamente desbordado/a.
Las conductas excesivas con respecto a procrastinar pueden afectar emocional y físicamente, produciendo una disminución en el rendimiento y una alteración en las distintas áreas de la vida del individuo.
¿Te sientes identificado/a con la lectura? ¿Crees que las consecuencias de la procrastinación están interfiriendo en tu vida? Contacta con Clínica de Psicología Psilex, estaremos encantadas de atenderte.
