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Si estás leyendo esto, es probable que estés pasando por una separación, divorcio o ruptura de pareja. O bien, que creas que la vas a pasar.
Conocemos cómo te sientes: hemos acompañado a muchas parejas en esta situación. Ayudamos a atravesar este momento tan difícil apoyándose en la reflexión, el diálogo y la negociación. Más aún cuando hay hijos que pueden sufrir las consecuencias de la mala gestión de una crisis como esta.
Cuando dejamos de ser pareja…
Si tienes problemas con tu pareja y ambos -o uno de los dos- planteáis acabar la relación, surgen muchos pensamientos y emociones que te sumergen en un proceso vital muy complicado que hace muy difícil ver las cosas con claridad y calma. Se experimenta como una “pérdida”, pérdida de un proyecto en común y de muchas ilusiones personales. Es muy importante saber que esta y otras pérdidas emocionales pueden superarse. Parece el fin del mundo, pero no lo es.
«El divorcio no es una tragedia. Una tragedia es quedarse en un matrimonio infeliz, enseñando a tus hijos cosas erróneas sobre el amor. Nadie se ha muerto jamás por divorciarse» – Jennifer Weiner, periodista y escritora.
Cada ruptura tiene características diferentes, por las circunstancias en las que se produce y por la idiosincrasia de las personas que viven la ruptura. No obstante, hay algo común a todos los procesos para superar una ruptura: el duelo emocional.
¿De qué hablamos cuando hablamos de duelo?
Se trata del proceso de adaptación necesario que debe pasar cualquier persona que ha experimentado una pérdida, para recuperar su equilibrio y su bienestar.
Una ruptura no solo es la pérdida de la pareja, sino que también cambian muchas cosas en nuestra vida, nuestras amistades, nuestra casa, nuestro estilo de vida… y todo eso son pérdidas que requieren de un proceso, de un tiempo, como cualquier otro duelo.
Este período tiene una duración e intensidad diferentes en cada caso, se producen avances y retrocesos, se suceden las fases del proceso de duelo de un modo a veces no muy lineal, o se mezclan esas fases. Lo importante es, que de él, podamos obtener un aprendizaje útil para nuestra vida así como hacer que sea lo menos doloroso posible. (Para saber más sobre las fases del proceso de duelo en ruptura de pareja, estad atentos pues pronto lo abordaremos en otro artículo en la web).
“¡No puedo dejar de pensar!”
Es común que surjan pensamientos que nos hacen dudar de nuestras creencias, de nuestra valía, del futuro…. Nos sobrepasan emociones abrumadoras, contradictorias, dolorosas: rabia, tristeza, miedo, inquietud…
Algunos de los pensamientos desadaptativos que pueden aparecer en este proceso son:
“¿Por qué a mi? ¿Qué voy a hacer? Lo necesito. No volveré a sentir así. No aguantaré este dolor. Después de tanto tiempo juntos. Lo es todo para mi. ¿Tiene sentido mi vida? Seré culpable de romper mi familia. Mejor aguanto, no sé estar solo. La ley está hecha para las mujeres ¡Perderé a mis hijos! Soy la mala de la película. Si cambio, seguro que todo irá mejor. Yo no he decidido nada de esto ¡que se vaya! Tengo que seguir en esto por mis hijos. ¿De qué voy a vivir?”
Todo esto es normal. Pero recuerda que estos pensamientos, no por tenerlos van a ser ciertos.
Del mismo modo, como decía Hemingway: “Ahora no es momento de pensar en lo que no tienes. Piensa en lo que puedes hacer con lo que hay”.
Y recuerda: siempre es buena idea buscar ayuda para conseguir que todo salga lo mejor posible para todas las personas implicadas.
Tengo hijos: ¿ahora qué?
Para aquellos que seáis padres y madres, y estéis en un proceso de ruptura de pareja, es importante que consideréis algunas reglas básicas a la hora de actuar:
Primera
Seguís siendo una familia. Se separan los padres y madres, de modo que, los hijos e hijas no tienen por qué perder la relación con ninguno de los dos progenitores. Las decisiones que se tomen han de priorizar el interés de los hijos e hijas.
Segunda
Protege a tus hijas e hijos del conflicto. Necesitan de ambas figuras, sin exponerse a hostilidad mutua. Hay que evitar poner a las hijas e hijos en medio, evitar pedirles que se alíen con uno u otro, y evitar que hagan de mensajero o espía. En casos donde no se logre la colaboración entre la expareja, hay que buscar al menos una relación de respeto mutuo. ¡RECORDAD!: Lo más perjudicial para las hijas e hijos no es el divorcio de los padres y madres sino el conflicto entre ellos.
Tercera
Los hermanos y hermanas tienen el derecho a vivir y crecer juntos. De forma que se facilite el que convivan en la misma casa.
9 tips para separarse bien:
- Busca ayuda para atravesar la situación: no tienes por qué hacerlo solo/a. Personas imparciales especialistas en rupturas como psicólogos, terapeutas… te ayudarán en este difícil momento. Apóyate también en la familia y amigos.
- “Mi pareja acaba, mi familia también”, ¡No tiene que ser así!. Puedes lograr que siga unida la familia pese a la ruptura.
- No dudes de ti. No dudes del futuro, ni del pasado, ni de tu pareja, ni de tus hijos. Trata de mantener la serenidad para que no sea aún más difícil y deje secuelas en el futuro.
- Ahora tus necesidades ocupan el primer lugar, pero no olvides pensar que tus hijos te necesitan.
- No discutas estando alterado/a. Hay que usar el diálogo y la comprensión, sin permitir que el dolor se interponga en la negociación con tu pareja, ni que otras personas te intoxiquen sobre tu proceso de ruptura.
- No escales el enfrentamiento: busca siempre la forma de llegar a acuerdos con tu pareja.
- Habla con tus hijos. Explícales lo que ocurre, resuelve sus dudas y calma sus miedos sobre vuestra separación. Seguiréis siendo una familia y todas sus necesidades -materiales y emocionales- seguirán siendo atendidas.
- Asegúrate de que tus hijos tengan a sus dos progenitores.
- Puedes decidir y actuar. La separación no es el fin del mundo. Es un momento muy difícil pero tienes la capacidad de elegir cómo afrontarlo para que pase de la mejor forma posible.
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