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¿Son frecuentes las discusiones entre tu pareja y tú? ¿Crees que los conflictos ocupan más tiempo del deseado entre vosotrxs? ¿Se acaban resolviendo o enquistando? ¿Qué soléis hacer para resolverlos?

Los autores Jacobson y Christensen, ya en 1998, se encargan de poner luz a este asunto desde la perspectiva científica, y elaboran 13 resumidas reglas o claves cuyo seguimiento hará más eficaz la negociación y solución de problemas en la pareja.

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Las primeras pautas a seguir irán encaminadas a una primera fase de definición del problema; las siguientes versan más concretamente sobre la resolución de esta problemática.

  1. A la hora de enfrentarnos al problema, será necesario alejarnos de formulaciones negativas y constituir la definición en positivo con el fin de
    tener presente la cualidad anhelada en el otrx que en un principio sí se presentaba. En lugar de: “nunca me ayudas con las responsabilidades de casa; eres un egoísta”, podemos empezar a formular… “Cariño ¿te parece si tú te encargas de recoger a los niños y yo de llevar el perro al veterinario?”
  2. Especifica la conducta problema o el problema en sí, para ello, necesitamos hacer una descripción de la conducta sin acotaciones
    vagas, sobregeneralizaciones o acusaciones (por ejemplo, “es que tú siempre haciendo esto”, “nunca me ayudas en nada…”)
  3. Mensajes tipo “Yo” en los que se muestre la expresión de los propios sentimientos, en lugar de crear acusaciones sobre la conducta o actitud del otrx a través de mensajes tipo “tú”. Un ejemplo podría ser “Me molesta que, cuando estamos con el grupo de amigos, te dedicas íntegramente a ellos y no estás ni un poco de tiempo conmigo”, versus “tú solo sabes estar con tus amigos y olvidarte de mí”.
  4. Sé consciso y breve; huye de largas descripciones del problema, numerosos ejemplos, análisis del por qué sucede o sucedió, etc.
    Intentemos definirlo en una o dos frases. “Cariño, ¿no crees que hacemos un exceso de planes familiares y tenemos poco tiempo de
    calidad tú y yo?”

    Ejemplo práctico

    Así, en este punto, podríamos encontrarnos con definiciones del conflicto como la siguiente:

    “Agradezco y valoro que estés pendiente de qué necesito y deseo en mi día a día, tu capacidad de adaptarte a las situaciones fue una de las cosas que me enamoraron de ti, pero, creo que, en ocasiones, podrías ser tú quién proponga planes, tenga la iniciativa y “se moje” a la hora de tomar decisiones; con ese equilibrio todo iría mejor”.

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  5. Es función de cada miembro asumir su rol en el origen y mantenimiento de la problemática y responsabilizarse; no se trata de culpar únicamente al otro miembro.
  6. No más de un problema; vamos a dejar espacio para ir resolviendo tema por tema debido a la dificultad de resolver varios problemas
    simultáneamente. En otras, palabras, por mucho que te apetezca sacar a relucir todas las veces que tu pareja tampoco ha hecho esto o esto otro, será mucho más eficaz abordar cada temática de una en una para no saturarnos. No se trata de “seguir sin resolverlo” sino de ser eficaces a la hora de abordar las distintas problemáticas.
  7. Utilizar estrategias como la paráfrasis, esto es, reproducir con nuestras palabras lo expresado por el otrx para hacerle ver que comprendemos su idea. Se vuelve fundamental tener una comprensión mutua del mensaje que queremos transmitir por ambas partes. Ahí, llegará el momento ideal de proponer soluciones.
  8. Céntrate en lo observable en el momento de resolver; hacer referencia a otros aspectos que relacionemos con especulaciones o actitudes o conductas pasadas únicamente enturbiará el asunto presente y desviará la atención de la resolución del problema (nuestro fiel objetivo).
  9.  Importante ser neutro en lo que respecta a la formulación y resolución del conflicto; dejamos de lado insultos, críticas, descalificaciones,
    acusaciones… pues ya sabemos el lugar tan alejado a la resolución del conflicto al que nos llevará.

    Otro ejemplo

    Si, ante un reproche porque ayer saliste con tus amigas y se te olvidó contestarme ese mensaje, vamos a centrarnos exclusivamente en este mensaje sin responder; y no tanto asumir que este pasotismo se debe a aquella discusión que tuvimos la semana pasada. Será necesario reconducir la propuesta de soluciones productivamente y evitar las supuestas intenciones del otrx.

    Estas serían las claves para definir de forma óptima la problemática y estar un paso más cerca de la solución conjunta. A continuación, nos centramos en pasos específicos para alcanzar la solución más idónea a nuestro problema.

  10. En este punto de máxima disposición para solventar la disconformidad, debemos preguntarnos ¿Qué se puede hacer para resolver lo que nos ocupa? ¿Qué está en nuestra mano para que no se repita? Lo más eficaz será construir una lluvia de ideas, en un primer momento, lo más variada, abundante y sin juicios posible.
  11. La característica fundamental del cambio de conducta que debe darse tras la elección de la/s solución/es será el compromiso y la reciprocidad; esto es, será más exitoso que el cambio corresponda a ambos miembros de la pareja. De esta forma, será clave la predisposición a poner en práctica la solución que más reduzca los conflictos y no tanto la solución ideal que individualmente se desearía.
  12. Analiza beneficios y perjuicios para ambos miembros sobre la solución planteada; pues si la balanza está desequilibrada, esta sobretensión para uno de los miembros de la pareja no favorecerá la resolución del conflicto.
  13. ¡Negocia! Los acuerdos serán la clave del éxito en este tipo de procedimientos. Como ya sabemos, un acuerdo no consiste solamente en ganar, sino que, se convierte en las dos caras de una moneda y toca en ocasiones, aprender a ceder. Los acuerdos deben caracterizarse por describir conductas concretas, sin lugar a malentendidos, incluir recordatorios y presentarse fielmente por escrito. Tras un tiempo, reevaluaremos la eficacia de la solución, el cumplimiento e intencionalidad de la negociación.

 

Estamos en un entrenamiento

Por último, no debemos olvidar que este procedimiento es un entrenamiento; al principio, no saldrá automático, ni será sencillo de aplicar o nos dará una calma inmediata; sino que se debe perseverar en la práctica de estos pasos hasta que, se vayan naturalizando y practicando, y un día, nos sea mucho más fácil coordinarnos en la resolución de las desavenencias en la pareja.

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En definitiva…

El proceso de resolver conflictos en una pareja puede resultar de excesiva estructuración, pero lo más relevante en estos casos será la idea de llegar a acuerdos y alejarnos de discusiones que más que resolver suman nuevos conflictos y abismos entre cada uno de los miembros.

No olvidemos que este tipo de cambios conductuales deben complementarse con ciertas herramientas de aceptación, y afianzamiento de bases en la relación de pareja como la comunicación (asociar con algún link de claves de comunicación en pareja), la confianza o el respeto.
Y recuerda que no eres tú contra tu pareja o tu pareja contra ti, sino tú y tu pareja contra el problema.

¿Te has visto reflejado en algún punto? ¿Cuentas con estrategias para llegar a la resolución del conflicto en tu vida en pareja? Estaremos encantadas de ayudarte en nuestro Centro de Psicología Psilex.